top of page
luz-02.png

—¿Pero cómo que estaban todos?
—Sí, todos estaban ahí. La cajera, mi jefe, mis vecinos de al lado, no los conté, pero creo
que todo el pueblo estaba ahí.
—No, no te lo puedo creer.
—Cuándo abrí la puerta, estaba oscuro adentro, prendí la luz y los vi a todos. Se me
acercaban, me abrazaban, me daban regalos y hasta me sonreían.
—Pará, pará, no entiendo…
—Había un cartel que decía “bienvenida”, guirnaldas y hasta globos. Justo para mí, que
nunca festejé un cumpleaños.
—Ay, Marina, no seas tan mala onda.

bottom of page